Entrevista a Pablo García

Entre tanto, tuvo trabajos tan diversos y coloridos como guardaespaldas de los Backstreet Boys, Enrique Iglesis, Ricky Martin y Luis Miguel; encargado de seguridad en los desfiles de Roberto Giordano en Punta del Este o en boliches top de los noventa; actor en programas de TV como Todo por $2, de Diego Capusotto y en las películas Los Exterminators I y II junto a Guillermo Francella.

En el 2000 conoció a Gabriela y Nathaniel Leivas. Ellos ya habían creado el programa Body Combat con sus coreografías y a menudo tenían que volar a Nueva Zelanda para grabar las clases. ‘Cada vez que ellos viajaban me quedaba cubriéndolos en Buenos Aires’, recuerda. Esa relación de confianza y cooperación se mantiene hasta hoy.

En 2002 se lanzó en Argentina el primer curso de FIGHT DO, que fue un boom absoluto. Al año siguiente arrancó como Master Trainer en este programa que le fascinó desde el primer minuto por su velocidad, ritmo y adrenalina. ‘Es una cadena que te va llevando paso a paso, mientras se incrementa tu frecuencia cardíaca… Está buenísimo!’, asegura. Cuando habla de fitness su mirada y su voz se encienden.

Sos un apasionado!

Claro! La pasión es la clave! Si hoy miro para atrás sé que el secreto está ahí. Es la única forma de hacer la diferencia. De ese modo ponés el 100 por ciento de vos. Si algo sale mal, vas a poner de nuevo todo de vos. El aprendizaje es continuo, aunque tengas título de ‘Master Trainer’.

Sos auto exigente también ?

Sí, siempre busco la perfección aunque sepa que no la voy a lograr, porque eso me obliga a seguir trabajando para ser cada día mejor y no dormirme en los laureles. Cuando te creíste que sos el mejor, ahí mismo te pusiste un techo y dejaste de crecer.

Sentís que compartís ese espíritu con Gabriela y Nathaniel?

Sí, ellos son el motor de todo este engranaje gigante. En Radical soy sumamente proactivo.
AMO lo que hago.  Construimos una relación de reciprocidad y absoluta confianza. Siento que aquí tuve la oportunidad de generar una carrera y crecer profesionalmente. Además de viajar por Latinoamérica, Europa, Asia y Oceanía.

Cómo cuidás tu cuerpo?

Me levanto a las 6:30, cuando me despierta Ana, mi mujer, con un batido proteico -que corta el catabolismo de la noche- y una fruta. A media mañana como dos tostadas de pan integral con queso con una infusión de té y café con leche. En el almuerzo y la cena incorporo verduras  y proteínas de origen animal y vegetal. Intento balancear.  Entendí hace mucho tiempo que si quiero praticar deporte toda mi vida tengo que cuidarme, alimentarme bien y entender los límites de mi cuerpo.

Cómo te entrenás?

Hago musculación por la mañana y tres noches por semana voy a la Academia de Muay Thai y Kick Boxing. Además, doy dos clases semanales de Top Ride… Me re entreno arriba de la bici!

Una frase que te define?

‘Soy un luchador en la vida’. Tengo un tatuaje en mi pecho y espalda que significa ‘guerrero’. Para mí nuestra vida es una lucha en muchos aspectos, algunos superficiales y otros más profundos. Siento que nada se me ha dado fácil. Por eso me identifico con la idea de un luchador de la vida.

Y cuál es tu gran lucha?

Agostina, mi hija más chiquita, tiene TGD (Trastorno Generalizado del Desarrollo). Eso implica un desarrollo más lento y requiere mucha energía de nuestra parte. Va al colegio por la mañana con integradora, y por la tarde va a terapia a un centro con diferentes terapeutas. Es algo que nunca pensás que te va a pasar, pero que cuando ocurre tenés que afrontarlo. Esa es mi lucha: sacar adelante a la gorda y que tenga una vida feliz.

Qué te da fuerzas?

El amor de Agos, de Iván -mi hijo de 13-, de Dolores -de 16- y de Ana. Ah, y de nuestro perro Toto, un cachorro de bulldog francés que adoptamos hace algunos meses. Cuando pienso en mi familia siento que lo tengo todo.