Una sonrisa radiante! Entrevista al Dr. Guillermo Roman

La salud de tus dientes está directamente relacionada con tu buena nutrición. Tu organismo está preparado para procesar azúcares como máximo tres veces al día. Lo hace a través de la saliva, cuyos ‘buffers’ regulan la acidez transformándola en alcalina y protegiendo los dientes. Regulá estos ‘momentos de azúcar’ para que no sean más de tres al día. Tené en cuenta que los hidratos de carbono y los lácteos también pueden contener azúcar. Entre comidas te conviene tomar agua o infusiones endulzadas con edulcorante natural.

2. Evitá las bebidas ácidas
Todas las gaseosas, jugos y bebidas energizantes tienen un PH muy ácido (3), así sean 0% azúcar. Por esto es aconsejable que tomes agua, para evitar la erosión ácida que descalcifica la superficie dentaria. Las caries no se producen sólo por comer azúcar, sino que hace falta que intervenga un microorganismo -bacteria- que la metabolice. Ésta acidifica el ambiente, haciendo un nichito en el diente -una descalcificación dentaria- donde alojarse. Cuando tomás una bebida con alto porcentaje de acidez, no hace falta bacteria… Te estás descalcificando vos mismo!

3. Aprendé a cepillar tus dientes

Tu dentífrico no tiene que ser el más caro. Lo importante es la cantidad de veces que te cepilles y la técnica con que lo hagas. Cepillate después del desayuno, el almuerzo y la cena. (Obvio que lo ideal es después de cada comida!).

El más importante es el de la noche. Por qué? Porque cuando cerrás la boca aumenta la temperatura de la boca y las bacterias proliferan más. Además son siete u ocho horas en las que no tomás nada, no comés ni hablás.

La llamada ‘técnica de bass’ indica que hay que colocar el cepillo a 45 grados. Debe ser blando y pequeño, para que llegue hasta las últimas muelas. No hace falta que realices mucha fuerza, incluso podés lastimarte. Es fundamental limpiar y masajear las encías para combatir la inflamación

4. Evitá el hilo dental

Salvo que lo sepas usar súper bien (el Dr. Román dice que sólo un 5% lo hace correctamente), es conveniente evitar el hilo dental porque podés agredir tus encías. El uso correcto es que entre por la superficie de un diente, lo pasás por el costado de ese diente y empezás a subir retirando todo por el otro extremo de esa encía.

Es recomendable que uses los palillos interdentales con puntas de silicona, porque llegan a  lugares que el cepillo no alcanza, pero sin lastimarte.

5. Regulá el uso de enjuagues bucales

Cuando comprás un colutorio fijate que no contenga clorexidrina, ya que usar esta sustancia prolongadamente pigmenta tus dientes. Otro tema con estos enjuagues es que al contener alcohol pueden depapilar tu lengua.

6. Visitá a tu odontólogo

Una vez por año hay que ir al odontólogo. Él o ella revisarán cómo están tus piezas dentales, verificarán si hay caries, van a ver cómo están tus encías y te van a hacer una limpieza profunda (que no es un blanqueamiento).

Cómo tener dientes más blancos?

Tener los dientes blancos es un señal de juventud.  Por eso en esta época, en que ser joven es algo muy valorado, está tan difundido el blanqueamiento.

Lo primero que aclara el doctor Román, es que las pastas dentales ‘blanqueadoras’ no tienen tal efecto. Por qué? Porque para producir un blanqueamiento se necesita un peróxido en concentraciones muy altas. Tampoco el bicarbonato blanquea: sólo desgasta el esmalte dentario.  Así que tus opciones para bajar dos o tres tonos el color de tus dientes son:

– Blanqueamiento profesional
Se hace en el consultorio y dura una hora. Se usa un material al 35 por ciento de pureza, con protectores en las encías, porque si no te quema.

– Blanqueamiento Ambulatorio
Se provee al paciente de unas cubetas que usa para dormir, recetadas por un odontólogo y que se usan durante 14 días.  El peróxido penetra en el diente sacando la oxidación producida por todos los alimentos y bebidas que consumiste en tu vida. Al terminarlo hay que colocar un flúor especial que rehidrata el diente, porque si no queda poroso y sensible.

– Blanqueamiento combinado
Se hace en el consultorio y luego el paciente se lleva un preparado para completarlo durante una semana en su casa. Termina con una nueva visita al odontólogo que coloca un flúor para rehidratar el diente.
Los costos oscilan entre $4.500 y $7.000.